viernes, 7 de agosto de 2009

AMOR MÍO, MI AMOR

Amor mío, mi amor, amor hallado
de pronto en la ostra de la muerte.
Quiero comer contigo, estar, amar contigo,
quiero tocarte, verte.

Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo
los hilos de mi sangre acostumbrada,
lo dice este dolor y mis zapatos
y mi boca y mi almohada.

Te quiero, amor, amor absurdamente,
tontamente, perdido, iluminado,
soñando rosas e inventando estrellas
y diciéndote adiós yendo a tu lado.

Te quiero desde el poste de la esquina,
desde la alfombra de ese cuarto a solas,
en las sábanas tibias de tu cuerpo
donde se duerme un agua de amapolas.

Cabellera del aire desvelado,
río de noche, platanar oscuro,
colmena ciega, amor desenterrado,

voy a seguir tus pasos hacia arriba,
de tus pies a tu muslo y tu costado.

miércoles, 3 de junio de 2009

¿QUÉ PUTAS PUEDO?

¿Qué putas puedo hacer con mi rodilla,
con mi pierna tan larga y tan flaca,
con mis brazos, con mi lengua,
con mis flacos ojos?
¿Qué puedo hacer en este remolino
de imbéciles de buena voluntad?
¿Qué puedo con inteligentes podridos
y con dulces niñas que no quieren hombre sino poesía?
¿Qué puedo entre los poetas uniformados
por la academia o por el comunismo?
¿Qué, entre vendedores o políticos
o pastores de almas?
¿Qué putas puedo hacer, Tarumba,
si no soy santo, ni héroe, ni bandido,
ni adorador del arte,
ni boticario,
ni rebelde?
¿Qué puedo hacer si puedo hacerlo todo
y no tengo ganas sino de mirar y mirar?

sábado, 30 de mayo de 2009

ME TIENES EN TUS MANOS

Me tienes en tus manos
y me lees lo mismo que un libro.
Sabes lo que yo ignoro
y me dices las cosas que no me digo.
Me aprendo en ti más que en mi mismo.
Eres como un milagro de todas horas,
como un dolor sin sitio.
Si no fueras mujer fueras mi amigo.
A veces quiero hablarte de mujeres
que a un lado tuyo persigo.
Eres como el perdón
y yo soy como tu hijo.
¿Qué buenos ojos tienes cuando estás conmigo?
¡Qué distante te haces y qué ausente
cuando a la soledad te sacrifico!
Dulce como tu nombre, como un higo,
me esperas en tu amor hasta que arribo.
Tú eres como mi casa,
eres como mi muerte, amor mío.


sábado, 23 de mayo de 2009

LOS AMOROSOS #2

viernes, 1 de mayo de 2009

A MEDIANOCHE

lunes, 27 de abril de 2009

YO NO LO SÉ DE CIERTO



Yo no lo sé de cierto, pero supongo
que una mujer y un hombre
algún día se quieren,
se van quedando solos poco a poco,
algo en su corazón les dice que están solos,
solos sobre la tierra se penetran,
se van matando el uno al otro.

Todo se hace en silencio. Como
se hace la luz dentro del ojo.
El amor une cuerpos.
En silencio se van llenando el uno al otro.

Cualquier día despiertan, sobre brazos;
piensan entonces que lo saben todo.
Se ven desnudos y lo saben todo.

(Yo no lo sé de cierto. Lo supongo)



Jaime Sabines

viernes, 24 de abril de 2009

NO ES TU CUERPO

No es nada de tu cuerpo,
ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre,
ni ese lugar secreto que los dos conocemos,
fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro.
No es tu boca —tu boca
que es igual que tu sexo—,
ni la reunión exacta de tus pechos,
ni tu espalda dulcísima y suave,
ni tu ombligo, en que bebo.
Ni son tus muslos duros como el día,
ni tus rodillas de marfil al fuego,
ni tus pies diminutos y sangrantes,
ni tu olor, ni tu pelo.
No es tu mirada —¿qué es una mirada?—
triste luz descarriada, paz sin dueño,
ni el álbum de tu oído, ni tus voces,
ni las ojeras que te deja el sueño.
Ni es tu lengua de víbora tampoco,
flecha de avispas en el aire ciego,
ni la humedad caliente de tu asfixia
que sostiene tu beso.
No es nada de tu cuerpo,
ni una brizna, ni un pétalo,
ni una gota, ni un gramo, ni un momento:

Es sólo este lugar donde estuviste,
estos mis brazos tercos.

Jaime Sabines

domingo, 19 de abril de 2009

domingo, 12 de abril de 2009

TE QUIERO A LAS DIEZ DE LA MAÑANA






¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?

jueves, 9 de abril de 2009

DESPUÉS DE TODO




Después de todo —pero después de todo—
sólo se trata de acostarnos juntos,
se trata de la carne,
de los cuerpos desnudos,
lámpara de la muerte en el mundo.

Gloria degollada, sobreviviente
del tiempo sordomudo
mezquina paga de los que mueren juntos.

A la miseria del placer, eternidad,
condenaste la búsqueda, al injusto
fracaso encadenaste sed,
clavaste el corazón a un muro.

Se trata de mi cuerpo al que bendigo,
contra el que lucho,
el que ha de darme todo
en un silencio robusto
y el que se muere y mata a menudo.

Soledad, márcame con tu pie desnudo.
Aprieta mi corazón como las uvas
y lléname la boca con su licor maduro.


Jaime Sabines

martes, 7 de abril de 2009

NO ES QUE MUERA DE AMOR, MUERO DE TI



No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Muero de ti y de mí, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.

Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.

Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto, interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.

Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos obscuros e incesantes.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mí, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.


Jaime Sabines

lunes, 6 de abril de 2009

miércoles, 1 de abril de 2009

FELICIDAD


Creo que uno de los pensamientos más corruptos de la historia es la idea actual de la felicidad. ¿Qué es la felicidad? ¡Carajo! En eso estoy de acuerdo con un poeta que al hablar de la felicidad dice:

Hace calor Estoy en el campo hoy bajo la sombra de un árbol tomo una jarra de agua fresca

¡Eso es la felicidad, seguro que sí! El concepto de la felicidad es un poco cinematográfico y falso. Es un absurdo creer que vas a ganar mucho dinero y vas a ser feliz. Tampoco creo en ese concepto pesimista de que la vida nos maltrata. Sí, claro, la vida me maltrata, pero al mismo tiempo me lo da todo. Me da la sed y me da el agua, me da el hambre pero también me da el pan.



No hay una vida completamente desdichada de principio a fin. ¡Mentira! Incluso el que está en la cárcel muchas veces se asoma detrás de las rejas y mira un jardín, y el que está enfermo y no puede caminar cuando menos tiene la esperanza de hacerlo algún día. A veces me desespero, llevo dos años en cama y pienso que si fuera católico y estuviera pagando algún castigo Dios ya me sale debiendo. Me pregunto: ¿qué es injusto y qué no lo es? Aunque sé al fin que la vida tiene el sentido que uno mismo quiera darle.

- Algo Sobre su vida. Zarebska, Carla. Marzo 2006. Editorial Plaza Janés. Página 244 - 245.

sábado, 28 de marzo de 2009

LOS AMOROSOS



Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.


Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.


Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.


Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.


Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre "¡qué bueno!" han de estar solos.

Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.

En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.

Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.

Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.

Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.


Jaime Sabines

miércoles, 25 de marzo de 2009

ACERCA DE...



Jaime Sabines Gutiérrez (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; 25 de marzo de 1926 - Ciudad de México; 19 de marzo de 1999). Fue un poeta y escritor mexicano, el más entrañable de los poetas de México, lega eso en su poesía: las entrañas de la piel, las entrañas del ser. Surge diciendo cuanto se encuentra en el fondo y cómo se encuentra en el fondo (de una manera vital y desgarrada) de los hombres y diciéndolo bien.

No pacienta entre la liviandad del espíritu sino que se apropia el heno de la carne. Le importa la terrenalidad en cuanto ámbito que es de la pasión, de la expresión de la construcción de los hombres y las mujeres. Sus demonios y sus aspiraciones son aquellos derivados de la misma pasión, fuente donde vive y vibra la fidelidad a los instintos, a los instantes, tabla verdadera de salvación y de la realización.

Fue hijo de Julio Sabines, quien emigró del Líbano en 1902. Don Julio llegó a Chiapas en 1914, ahí conoció a Doña Luz Gutiérrez, hija de una familia burguesa de la zona y posteriormente madre de Jaime Sabines.

Jaime Sabines tuvo una infancia normal, fue jugador de trompo, canicas y basquetbol. Declamador desde la primaria, lo fue oficialmente en la secundaria.

En 1945 viajó a la Ciudad de México para comenzar sus estudios como médico, pronto se dio cuenta de que la carrera de medicina no era para él, en ese momento es cuando comienza su carrera de escritor. Regresó a Chiapas por una corta temporada y estuvo trabajando en la mueblería de su hermano Juan.

En 1953 se casó con Josefa Rodríguez Zebadúa con quien tuvo cuatro hijos: Julio, Julieta, Judith y Jazmín.

Falleció el 19 de marzo de 1999 en la Ciudad de México, víctima de cáncer, a la edad de 72 años.